Queridos hijos, orad mucho delante de la cruz por la paz en el mundo. Orad también por vuestro Brasil. Yo soy vuestra Madre y sé lo que os espera. No os crucéis de brazos. No os alejéis de Mi Hijo Jesús. En Él está vuestra victoria. Asumid vuestro verdadero papel de cristianos y no permitáis que nada os aleje del camino de la salvación. Vivís en el tiempo de la gran batalla espiritual. Estad atentos. Abrid vuestros corazones y dejad que las Palabras de Mí Jesús transformen vuestras vidas. Los ataques del demonio contra la Iglesia de Mi Jesús se intensificarán. Sufro por aquello que viene para vosotros. Tened valor. No retrocedáis. Estoy a vuestro lado. Adelante sin miedo. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.