Queridos hijos, Yo soy vuestra Madre. Os amo inmensamente y quiero veros felices ya aquí en la Tierra y más tarde Conmigo en el Cielo. Os invito a asumir el vuestro verdadero papel de cristianos. La humanidad necesita vuestro testimonio sincero y valiente. Con vuestros ejemplos y vuestras palabras, mostrad a todos que pertenecéis al Señor.Estáis en el mundo pero no sois del mundo. La humanidad camina hacia un gran abismo y es el momento para vuestro regreso. No os quedéis de brazos cruzados. Dios tiene prisa. Lo que tienes que hacer, no lo dejéis para mañana. Abrid vuestros corazones y acoged Mis mensajes. No permitáis que las cosas del mundo os impidan servir fielmente al Señor. Coraje. Doblad vuestras rodillas en oración y todo estará bien para vosotros. Sufro por causa de vuestros sufrimientos. Los que están en Hidaka cargarán pesada cruz. Semejante acontecimiento tendrá lugar en Lisboa. Rezad, rezad, rezad. No retrocedáis. Mi Señor os espera con los brazos abiertos. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.