Queridos hijos, buscad al Señor y testimoniad Su Evangelio. El mundo os ofrece muchos caminos, pero sólo Mi Hijo Jesús es vuestro Único Camino, Verdad y Vida. No retrocedáis. Abrazad Su gracia y seréis salvados. No perdáis vuestra esperanza. Confiad en la bondad del Señor y todo estará bien para vosotros. Yo soy vuestra Madre y vine del cielo para ayudaros. Abrid vuestros corazones y asumid vuestro verdadero papel de cristianos. No temáis. Cuando sintáis el peso de vuestras dificultades llamad por Jesús. Sólo en Él está vuestra esperanza. La humanidad está enferma y necesita ser curada. Días difíciles vendrán para vosotros, pero confíad en la Misericordia de Mi Hijo Jesús. Grandes persecuciones vivirán los hombres y mujeres de fe. En la Tierra de Santa Cruz (Brasil) veréis horrores. Leyes serán creadas para impedir la acción del pueblo de Dios. Los justos han de llorar y lamentarse. Coraje. En la alegría o en el dolor, amad y defended la verdad. Sufro por aquello que viene para vosotros. Doblad vuestras rodillas en oración, pues sólo así podéis soportar el peso de las pruebas que están por venir. No os desaniméis. Estoy con vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.