Queridos hijos, Yo os amo. Alegraros, pues vuestros nombres ya están escritos en el Cielo. Abrid vuestros corazones a Mi Hijo Jesús, pues sólo Él es el Camino, Verdad y Vida. Os pido que seáis dóciles y no os quedéis estancados en el pecado. Convertiros y vivid vueltos al Señor. Vuestra victoria está en el Señor. Confiad en Él y no retrocedáis. No permitáis que la llama de la fe se apague dentro de vosotros. Sed fieles al Evangelio de Mi Jesús. No quiero obligaros, pero lo que digo debe ser tomado en serio. He aquí el tiempo de gracia para la humanidad. Camináis hacia un futuro de grandes pruebas, pero el Señor no os abandonará. Un acontecimiento doloroso se dará en Medelpad y se repetirá en París. Rezad. Sólo por la fuerza de la oración que puede soportar el peso de las pruebas que están por venir. Coraje. Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. Adelante sin miedo. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.